Sobre el marcionismo

Existen dos preceptos a tratar cuando hablamos de esta variante del gnosticismo, pero lo que nos precede en este momento es la ideología central de este postulado. 

El precepto principal del marcionismo radica en que es una herejía; creada y difundida en el siglo II por Marción, esta doctrina establecía que solamente el Evangelio de Lucas junto a las Epístolas de San Pablo eran los únicos escritos sagrados canónicos en el Nuevo Testamento, así mismo, rechazaba también lo escrito en el Antiguo Testamento. Pero, probablemente la característica más atractiva y curiosa que estableció Marción en su herejía, era en definitiva la existencia de dos dioses; al primero lo reconoce como creador de toda la vida en el universo y Rey de los Judíos, el Demiurgo. Según definiciones propias del heresiarca, este es el Dios que conocemos en el Antiguo Testamento.

Por otra parte, el segundo Dios al que se refiere Marción; es el Rey de los Cristianos, es decir, el Dios del Nuevo Testamento. Esta entidad suprema es aquella que nos fue revelada gracias a la predica y las enseñanzas de Jesucristo en la tierra. Según Marción, este es el Dios amoroso y misericordioso que vela por nuestra seguridad y salvación, aquel al que debemos venerar.